Sé que rompí mi promesa, en palabras entrecortadas me jure no escribirte, te lo susurre al oído, y parece… que mis cartas no te estimulaban en lo mínimo, fue como si todo mi mundo creado por mi fantasiosa cabeza se hubiera amilanado, te vi seguir, te vi caminar, pero cuando intente correr y seguirte, llego de manera inesperada, con su porte de grandeza al tenerte entre sus brazos, contemple la escena, el seguía abrazándote, te sujetaba cada vez más fuerte, y presuroso te dio un beso, regrese por donde vine, camine y camine, cada vez más lento como imaginando que vendrías tras de mí al darte cuenta que te había visto, pero no! seguías con él, no quise saber nada mas de ti en ese momento maldije tu belleza, tu divinidad, y esos ojos que tanto me habían inspirado en noches de enajenación, porque solo de esa manera puedo llamarle, como pude idear y tejer toda una historia falsa de amor, donde el único que amaba, sentía y se expresaba era yo.
Cogí una vez más los cuadernos viejos, increíblemente están intactos, como si el tiempo no hubiese pasado por ellos, tenia poemas de amor de alguna niña que me habría inspirado en aquellos momentos, en el que pensaba que el amor siempre seria correspondido, y leí uno de ellos:
Noche inmortal
Aviste una increíble ave de colores laucos
Ella lucia resplandeciente y tu rostro se reflejaba
Quería verte, pero tu luz me enajenaba y cegaba
Te veía cada vez más cerca y con llanto
Suplique una vez más, “amor no te vayas”
Quédate a mi lado que la noche se nos quede
Entre las manos y deliremos tenues
Con pasión, recordando nostalgias
Accediste, sentí tus labios rebalsando de divinidad
Cegué mis ojos aludiendo percatar tu deidad
Y te ame esa noche como ninguna noche de nuestra existencia
Te cubrí de caricias sin dejar un paraje de tu cuerpo libre
Obvié cualquier pesar o sentir que habría de herirme
Y te jure, que en cada palabra que describa estaría tu esencia
Caíste entre mis brazos, te tuve como nunca, musite muchas veces
Eres tú la niña de mis ojos, la esperanza de mi alma y vida de seres
Como yo, que solo viven para amar, y te aman para vivir.
Volví a girar las páginas, y en ella me encontré con un poema, pero el titulo me llamo mucho la atención, “mariposa de la noche”, este poema lo habría escrito cuando desperté con la realidad que aquella niña no habría de ser la misma que yo asumía en mis pensamientos, y continué leyendo:
Mariposa de la noche
Te vi desfallecer en brazos de otro, eras tú sin duda
Tú eras mi musa, mi muñeca de porcelana y cristal
La que debía estar eternamente como ave pura
Pero te divertiste cruelmente como en bacanal
Con mis pesares y sensibilidad de poeta
Dirigiste una mirada de asombro y corriste
Huiste hacia mí, abrazaste hasta mis huesos
Ya era tarde, estaba frio como los sepulcros
Solo me quedo partir a mi lecho solitario y triste
Ahora todo ha cambiado, tus llamadas son en vano
Te quise es cierto, pero también te ame, y llano
Esta ahora mi corazón, que te deplora sin descanso
¡No se amilanara no! Estuvo desértico y maltratado
Es madrugada, y contemplo tu alma en cada verso
En cada palabra estas tú, sin darme tregua para pensar
En algo más que no sea mi muñeca y su universo
Juro relegarme de mí, renunciar a tu mar y zarpar.
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