sábado, 31 de diciembre de 2011
Refelexiones 2012
que lo que quiero puede hacerme mucho daño,
que el daño es relativo y que nunca dejamos de sentir dolor,
que el dolor pasa, las penas desaparecen y nos ayudan a crecer.
Aprendí que crecer no es una elección sino algo que debemos hacer,
que las obligaciones nos hacen ser responsables,
que ser responsable no es ser aburrido,
que ser responsable es aceptar lo prometido, y cumplirlo.
Aprendí que nadie puede enseñarme a vivir,
que vivir se aprende mientras transitamos la vida,
que la vida no es rosa ni agria, gris ni amarga,
que nosotros elegimos de que color queremos verla.
Aprendí que no se puede amar a otro si no se ama primero uno mismo,
que el amor verdadero no es siempre el primero
que muchas veces el miedo te obliga a dejarlo ir,
que si lo dejas ir, lo mejor que puedes hacer es correr tras ella.
Aprendí que no hay reglas universales, ni dos personas iguales
que ser diferentes no significa ser mejor ni peor,
que ante todo, todos somos seres humanos,
que nos diferencian nuestras elecciones y nos unen los sentimientos.
Aprendí que nadie puede elegir nacer
que no hay que vivir con miedo a la muerte,
que hay que vivir felices y no desperdiciar ningún momento,
que cuando llegue mi momento de partir, estaré orgulloso de lo que viví...
que lo que quiero puede hacerme mucho daño,
que el daño es relativo y que nunca dejamos de sentir dolor,
que el dolor pasa, las penas desaparecen y nos ayudan a crecer.
Aprendí que crecer no es una elección sino algo que debemos hacer,
que las obligaciones nos hacen ser responsables,
que ser responsable no es ser aburrido,
que ser responsable es aceptar lo prometido, y cumplirlo.
Aprendí que nadie puede enseñarme a vivir,
que vivir se aprende mientras transitamos la vida,
que la vida no es rosa ni agria, gris ni amarga,
que nosotros elegimos de que color queremos verla.
Aprendí que no se puede amar a otro si no se ama primero uno mismo,
que el amor verdadero no es siempre el primero
que muchas veces el miedo te obliga a dejarlo ir,
que si lo dejas ir, lo mejor que puedes hacer es correr tras ella.
Aprendí que no hay reglas universales, ni dos personas iguales
que ser diferentes no significa ser mejor ni peor,
que ante todo, todos somos seres humanos,
que nos diferencian nuestras elecciones y nos unen los sentimientos.
Aprendí que nadie puede elegir nacer
que no hay que vivir con miedo a la muerte,
que hay que vivir felices y no desperdiciar ningún momento,
que cuando llegue mi momento de partir, estaré orgulloso de lo que viví...
domingo, 18 de diciembre de 2011
El ciclo del amor se repite
Los fantasmas conocedores de mi turbia vida, me han arremetido como socavón de desprecio en el espíritu, y ellos una vez mas me han hecho entender que cuando no hay reciprocidad de sentimientos, es mejor dejarlos detrás de esa oscura puerta inalcanzable.
He creído en más de una ocasión encontrar el amor, y mi joven cuerpo no comprende a mi envejecida alma, que busca necesariamente lo que no va encontrar.
Ellas fueron tan diferente, cada una de ellas me dieron una lección que nunca más me sirvió para con otra, ellas las mujeres de mi vida me han formado una extraña capacidad para perderlas, he intentado remediar esta etiqueta, pero entiendo que será el motivo con el que me encuentre conmigo mismo.
Escribir lineas al pie de un río que yacía seco y que ahora aumenta su caudal como quien me dice que me espera algo lejos, fuera de mi tierra, y que nada debe detenerme, quizás amasare fortuna, o por fin la extraña suerte que he buscado y continuo buscándola.
Gracias por todo lo que me diste y enseñaste, creeme que trate de hacerlo todo bien, pero nunca nada es suficiente y yo lo se mas que nadie, creeme que nunca te mentí acerca de lo que este corazon puede llegar a sentir, pero estar enamorado de un posible y no de un real es triste, utópico y hermozo.
uo
lunes, 29 de agosto de 2011
Estas en cada cigarrillo que hoy fumé y que fumaré toda mi vida.
Estas en cada cigarrillo que hoy fumé y que fumaré toda mi vida.
Un cigarrillo, los dedos entumecidos; por el frio? por el miedo de justificar tus virtudes en un papel, de recordar; el color? el reflejo de tus ojos en la penumbra, de; alejar tus manos gélidas? suaves y blancas que brillan azulinas por la luna, de besar tu aliento lejano? de tus labios rosados llenos de provocaciones divinas.
El cigarrillo sigue consumiéndose y sigo aquí con mis miedos; de perderte? De no abrazarte tan fuerte que creas que mi pasión va disipándose, de amarte demasiado? de mostrarme tan necesario de tu existencia que opaques la mía, de acariciarte el cuerpo? de cruzar la pequeña línea divisoria entre el libido pecaminoso y el amor en su estado más puro.
El pequeño cigarrillo está quemándome las cutículas, y sigo pensando en tu mirada? en la dirección a donde se están encaminando, e imaginando estar en cada paso, o por lo menos en un camino paralelo. Y sigo persiguiendo tus sueños? solo intento que se relacionen en la mínima reciprocidad con los míos.
Ya el cenicero está lleno, y aún no encuentro palabras para decirte cuanto te quiero? Esa triada palabra se va consumiendo poco a poco y no me tiemblan los labios para decir un "Te amo". Para decirte que quiero que seas mía? que encuentro en el sudor de nuestros cuerpos algo más que placer.
Es una cajetilla la que atiborra mis sentidos y mi cuarto, juré no volver a amar? a sentir el calor de una princesa de ensueño en mi propia historia de amor, no volver a musitarte poemas al oído? a escribirte cartas de amor, llenas de vivencias al límite de lo prohibido que ennoblecen a lo que hoy le llamo amor.
Abro la ventana y dejo que se vaya el humo de tu inspiración? del recuerdo de esta noche, de decirte sin reminiscencias cohibidas de verdad, que estas en cada cigarrillo que hoy fumé y que fumaré toda mi vida.
lunes, 18 de julio de 2011
Carta de despedida.
CARTA DE DESPIDADA.
Esta noche en la que te escribo, créeme que me tiemblan las manos de solo pensar lo que puede llegar a ser capaz la voluntad que una vez creí perdida, el decir que te amo ya no me es posible, decir que amo tu recuerdo; es imposible negarlo, describirte las proezas que tu magia logró impulsar en mi; es descabellado, porque nunca te importaron realmente.
Es una noche diferente, ya no tengo sobre la mesa el oprobioso alcohol y las canciones que remembraban algún fugaz momento de felicidad al lado tuyo, es mi voluntad perderte para siempre aunque fuiste fuente casi insaciable de sentimientos encontrados.
Agradecerte solamente sería mezquino, te debo casi toda una vida de pasión y nunca será suficiente con relatar tu figura a la penumbra de un escritorio desordenado, fuiste durante estos años una esperanza distorsionada y engañosa que quise creerme en algún momento.
Incontables fueron las veces que te tome de los brazos; te suplique mirarme a los ojos y que repitas que me quieres, asentías a estas proposiciones, yo te abrazaba y quería creerte, como cuando sentía tu cuerpo crisparme la piel por sobre manera.
Las debilidades terminaron por socavar algún ápice de historia de amor creada tal vez solo por mi apetito de liberarme de la realidad y no por tu simpleza de mujer deidad, excúseme si intento recordar esos momentos, pero es imperativo para explicarle que nunca saldrá de mi cabeza, pero nunca regresará tampoco.
Es una ambigüedad cínica y desmesurada, pero es usted la que me ha usado muchas veces, solo para terminar con la soledad que alguna vez invadió su corazón, es usted la que aplastó el orgullo que alguna vez tan altivamente profesé, y que me costó mucho recobrarlo.
Y tengo que declararle que he sido yo el que jugó con usted en más de una ocasión, no fui completamente usado, yo accedía a sus peticiones descabelladas, para convertir nuestra pequeña burbuja de pasión en una de ficción y así imaginar con usted un poco más de lo que imaginé en su cuarto.
Yo le pongo punto final a esta historia, porque mis atenciones tienen que deslindarse completamente de usted si quiero encontrar la felicidad en un mundo real y no ficcionario, La chica de los cabellos serpenteantes, de movimientos que puedo escrutar hasta en el péndulo del libido, de los ojos noche, de la mirada afinada y de la que el nombre suena melódicamente como la prosa de Flaubert, gracias por dejarme adsorber de tus salivas de amor, pero hoy las líneas de nuestro destino se separaron por completo.
martes, 12 de julio de 2011
Hoy no pude discernir.
HOY no pude
Discernir.
Hoy no sentí la frialdad de tus manos, cuando con reminiscencia cohibida de placeres acariciabas mi rostro.
Hoy no te escuché de júbilo cantando, cuando con sinceridad aplasté mi orgullo al decirte que sin ti soy un desvaído pongo.
Hoy no adsorbí tus salivas de encanto, cuando las sacrificabas en cada beso desvanecido de ternura dejándome absorto.
Hoy no te vi partir por el llano, cuando habías premeditado tu partida y ahora solo escenifico un apesadumbrado escollo.
Hoy no respiré de ti ese sábado, el que prometiste regresar aunque el presente haya remembrado al pasado.
Hoy solo me desgarré el alma, y dejé que el derrotero sentido de la razón entienda lo que mis facultades han olvidado.
E.S.
sábado, 9 de julio de 2011
Apología a la muerte.
Apología a la muerte.
Me marcharé vagamente cuando las sombras de la noche aprehendan cualquier hálito de luz, aquel que dilucidara la amargura que irrumpe como escollo magnificado mis fantasías más intensas.
Caminaré por senderos tortuosos cargados de animadversión en contra de mi carga humana, buscando ser paria y apátrida para arremeter contra el fragor del infierno.
Que no te sorprenda verme aquí sentado esperándote, si te he abrumado de existencia cada noche, cada noche perdiendo la razón.
Intentaré someterme a los peores designios del destino corrompido por mi escabrosa mano masoquista, y serás espectadora de mi decadencia.
Y cuando todos crean verme abatido en el péndulo de la vida, en mis ojos el pasado renegrido explicará el motivo de mi dicha maquiavélica.
Ya enredado por los miedos más intensos y por tu rostro difuminándose a la distancia te entregaré la llave a las puertas del crepúsculo.
La muerte ha llegado para infiltrarse gélida y descarada en este, tu corazón que yace en mis manos aún latiendo.
El dolor será aún más intenso que lo premeditado, y ahora la muerte es una compañera que no alcanzo, viviré para sentir el dolor de tu partida coaccionada.
Enrique Saavedra.