CARTA DE DESPIDADA.
Esta noche en la que te escribo, créeme que me tiemblan las manos de solo pensar lo que puede llegar a ser capaz la voluntad que una vez creí perdida, el decir que te amo ya no me es posible, decir que amo tu recuerdo; es imposible negarlo, describirte las proezas que tu magia logró impulsar en mi; es descabellado, porque nunca te importaron realmente.
Es una noche diferente, ya no tengo sobre la mesa el oprobioso alcohol y las canciones que remembraban algún fugaz momento de felicidad al lado tuyo, es mi voluntad perderte para siempre aunque fuiste fuente casi insaciable de sentimientos encontrados.
Agradecerte solamente sería mezquino, te debo casi toda una vida de pasión y nunca será suficiente con relatar tu figura a la penumbra de un escritorio desordenado, fuiste durante estos años una esperanza distorsionada y engañosa que quise creerme en algún momento.
Incontables fueron las veces que te tome de los brazos; te suplique mirarme a los ojos y que repitas que me quieres, asentías a estas proposiciones, yo te abrazaba y quería creerte, como cuando sentía tu cuerpo crisparme la piel por sobre manera.
Las debilidades terminaron por socavar algún ápice de historia de amor creada tal vez solo por mi apetito de liberarme de la realidad y no por tu simpleza de mujer deidad, excúseme si intento recordar esos momentos, pero es imperativo para explicarle que nunca saldrá de mi cabeza, pero nunca regresará tampoco.
Es una ambigüedad cínica y desmesurada, pero es usted la que me ha usado muchas veces, solo para terminar con la soledad que alguna vez invadió su corazón, es usted la que aplastó el orgullo que alguna vez tan altivamente profesé, y que me costó mucho recobrarlo.
Y tengo que declararle que he sido yo el que jugó con usted en más de una ocasión, no fui completamente usado, yo accedía a sus peticiones descabelladas, para convertir nuestra pequeña burbuja de pasión en una de ficción y así imaginar con usted un poco más de lo que imaginé en su cuarto.
Yo le pongo punto final a esta historia, porque mis atenciones tienen que deslindarse completamente de usted si quiero encontrar la felicidad en un mundo real y no ficcionario, La chica de los cabellos serpenteantes, de movimientos que puedo escrutar hasta en el péndulo del libido, de los ojos noche, de la mirada afinada y de la que el nombre suena melódicamente como la prosa de Flaubert, gracias por dejarme adsorber de tus salivas de amor, pero hoy las líneas de nuestro destino se separaron por completo.
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