domingo, 15 de septiembre de 2013

Despiadada

Aquella que juega con una sonrisa y me
Mira despiadadamente a través de un lirio.
Aquella que mojaba mi rostro de sudor como torrente y me despide al amanecer  de un trío.
Ella la que me juro mirándome a los ojos que me amaba,
Ella la que ahora quebró su careta con una grieta descarada.
Esa muchacha a la cual imaginaba a lo lejos esperándome,
Esa muchacha que manchó esta historia con un esputo en la madre.
Tú, que jugaste a la gata de techos, que amaneciste en un chiquero, que besasteis cerdos hambrientos, que violaste un vaso con sangre, que sudaste por amor a la carne, que preferiste el verde que el rojo, que sonreíste por última vez en mi pesadilla, la que aún comienza, la que sé cuando termina.
Tú el recuerdo fugaz de una noche solitaria.
Tú a la que yo confundí con el amor, la que ahora expectoro amargamente como flema insana de un pútrida enfermedad que termina con un adiós.

domingo, 24 de febrero de 2013

Muñeca de cartón piedra

Caminaba por su acera cada vez que tenía oportunidad, a veces inventaba los motivos de pasearme frente a ella que yacía tras esa vitrina mirándome e invitándome hacia su mundo, cada vez que miraba sus ojos oscuros y profundos se hacía más grande mi desidia a mi racionalidad, fumaba un cigarrillo de los más fuertes en hasting avenue, mientras caminaba cortaba los pasos y siempre estaba ella con su carita pálida su labios pequeños de granate, siempre con el mismo vestido de tul, arregladita como para una ocasión especial, mientras partía sentía sus manos firmes tocar el cristal, preguntándome; porque partes sin mi, porque obvias nuestra historia.

Aquella mañana fría de invierno, fui a visitarla como de costumbre y en el lugar de su silueta no había nada, no estaba ella, sentí el frío calarme los huesos y el corazón, mi razón se perdía, y sólo la necesitaba a ella, mirarla era el remedio de mis días, apreciar su belleza inalcanzable era la dosis de utopía que necesitaba para saciar mi sed de magia.

Camine y camine sin rumbo aquel día, no tenía el valor para preguntar por ella, porque ya no estaba allí donde eran nuestras citas fugaces y falaces, donde la oía alguna vez, su voz era la de una deidad hablándote al alma sin mediadores ni conectores.

A todas horas la buscaba porque yo amaba a esa mujer, aquella noche de enajenación decidí armarme de valor y buscarla en los confines de cada mundo y decirle que la amaba, derrepente estaba allí con un vestido distinto, violeta como la sangre misma, con nuevas joyas y con la misma sonrisa y mirada de enamorada, como aquellas novias de antaño que esperaban por la ventana al amor de su vida, ella no era como las mujeres de julio que me dañaron la razón y destrozaron mi inocencia, ella era diferente ella sólo me tenía a mi y sólo yo la entendía, llovía como de costumbre pero no sentía el frío, mi corazón estaba ardiendo y con las pestañas mojadas tome una decisión.

De una pedrada rompí el cristal y corrí y corrí con ella, ambos de la mano, sentía su cuerpo temblarme, nos iluminaba la luna de mayo y la brisa de junio, la lleve a mi hogar, bailamos como imaginándonos nuestro futuro baile, un dos tres un dos tres, ya todo me daba igual, yo le hablaba de nuestro futuro y ella lloraba en silencio, se los juro.

De pronto desperté, entre cuatro paredes sólo tenía un lápiz en la mano y todo era blanco, ella ya no estaba y yo aún la recuerdo. Ellos, los que me trajeron a este lugar nunca entendieron que el amor no tiene espectro, ni forma ni sueños, yo la amaba y ella la mujer de cartón piedra reía en silencio se los juro.

jueves, 7 de febrero de 2013

Promesa rota

Alguna vez escuche que las palabras duelen, pues si son más hirientes que un golpe y generalmente dejan huellas en el alma y en el corazón difícil de cerrarlas, lo se más que nadie puesto que llevo conmigo el yugo de una lengua punzante e hiriente, pero entiendo también que hay algo que duele más que las palabras y esa es la traición, la traición de aquella persona la cual un día depositaste algo de confianza, y es así como empieza mi historia.
Una noche nuestros cuerpos desnudos en una simbiosis con nuestro sudor fueron presos de los placeres y del amor, me sentía como nunca antes, sólo quería que te quedaras conmigo aquella noche, sólo quería ser lo mejor para ti y con una lágrima recorriendo por mi rostro y agarrándome el corazón te pregunte; quieres escribir esta historia conmigo? Quieres un amor bonito sin mentiras ni engaños? Te entrego mi corazón, desde este momento es tuyo, por favor no lo hieras puesto que acaba de cicatrizar, cuando ella vio mis ojos llorosos, me beso, me abrazo y me dijo si quiero escribir esa historia contigo, y fue así como deposite toda mi confianza en ella, le dije claramente, no te odiare si te enamoras de alguien más, te odiare si me mientes, eres libre de decirme lo que quieras, yo siempre te entenderé.
He leído muchos estados en redes sociales y siempre veo que las mujeres buscan un hombre sincero, que las quieran y sobre todo que estén dispuestos a escribir esa historia de amor con ellas, creía entender a las mujeres, incluso en la cama, pero ciertamente son un universo inteligible, cuando es noche ellas quieren el día, y cuando es día ellas quieren la noche, cuando se le presenta un amor sincero, ellas te engañan, y cuando juegas con ellas, eres un maldito.
Yo quise escribir una historia de amor, quise tener esa calidez en mi corazón de amar a alguien sin lastimarle, lamentablemente con una herida tan grande ya me es imposible, no volveré a ser el mismo, no veo a las mujeres como antes, es mejor decirles; no creo en ninguna, y esa naturaleza de haber perdido la esperanza y la confianza en alguien hace que te odie, te odie por cambiarme la visión del amor, pero también te agradezco porque veo el mundo como en verdad es, lleno de mentiras, de traiciones, de hipocresías, así somos los seres humanos y eso no cambiara, con este párrafo doy muerte a mis historias de amor, como siempre lo fueron, amores utópicos.

domingo, 6 de enero de 2013

El inicio de un libro

The love in utopian times, sería el título de la novela que escribiría, aquella novela que se quedo en un borrador, aquella que tenía renglones mudos y algunos demasiados expresivos, aquella que empece a escribirla en español y que termine traduciéndola al inglés, la novela que imagine desde que estaba en la secundaria pero cuya idea fue esfumandose con el pasar de los años.
Cursaba yo más o menos el quinto de secundaria, era pésimo en matemáticas pero uno de los primeros en letras, mi profesora y siempre lo diré fue una de mis grandes influencias, ella quiso que uno de nosotros fuera escritor aunque nos repetía que ni uno de nosotros lo sería, psicología inversa, ahora lo entiendo.
Pues me decepcionaba que no creyera en nosotros, que no creyera en mi, que tuve la idea clara de escribir algo que lleve mis ocurrencia y mis pensamientos más aya de la muerte.
Tengo veintidós años y muchos de ustedes pensaran que soy joven, pero no, en la edad literaria el ímpetu por no dejar de escribir no se debe perder, y yo lo perdí hace más o menos tres años, esto me retrasa me hace sentir que perdí el tiempo, ahora que todas las ideas vuelvan a mi cabeza empiezo a revisar todas las ideas que tuve y ninguna me parece buena, vuelvo a ver dentro de mi y encuentro algo que me sirve, el haber despertado y darme cuenta que mi vida será la literatura, nunca dejen que sus sueños se esfumen, mucho menos el de terminar un libro.
Por supuesto, voy a terminar el mío,
See you soon.

El Imaginaria: SER PERUANO

El Imaginaria: SER PERUANO