Hoy no lloro…
Desdeñaste la pureza innata del amor libre que vociferabas,
Más te amaba con el ahínco de un pongo maltrecho desangrado,
Juzga la defectuosa voluntad de sonreír a mi lado,
Y tómame incontables veces más no cuando asienta llorando.
Pero... hoy no lloro, no
Pues te vi cruelmente, y adepto a tu crueldad sollocé de rodillas,
Desvalíjame de orgullo, y miénteme como en aquella serena orilla,
Escrutare tus arcoíris cambiándoles los tonos cromados de feminidad
Cuando esa chispa álgida de ti, brille rebosando esa engañada deidad.
Hoy no lloro…
Sigo amándote, si al llorar algún fantasma conocedor de la turbiedad bohemia,
Resuena y resuena tragándome en el fondo del fragor de la pútrida alma,
Nieve y gélida aparecen tus dedos para con piedad redimirme de mi vía,
Ahora sonriente, te tengo amándome con aflicción, desconsuelo y desgraciada.
Pero… hoy no lloro, no
Desgraciado y vil sentimiento el que acaece en mis dedos, desgraciado yo…
Que vislumbro tus ojos perplejos recordando nostalgias apartadas de mí,
Que sueño con rogarte, desvestirte y besarte fragmentariamente la voz,
Que te tengo y decido dejarte ir, ¡trágame fantasma! Y róeme lo vil.
Hoy no lloro…
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