Jamás recordare aquella tarde, fría por cierto, tanto en el contexto como por el medio en que se dio, gélidas teclas me unían a ella y una frase acompañada de un sentimiento tan sincero, le dije; escúchame… nunca te haré llorar, y un icono se dibujo en su rostro de candidez divina, sus ojos enternecidos se afinaban y todo esto imaginado porque no podía verla, pero más que eso un sentimiento de poseerla y sentir el calor inenarrable era suficiente para colmar el vació de no tenerla.
El momento llego atiborrado de experiencias cada vez más cargadas de pasión, satisfacción y sobre todo de un amor que llego tan inesperadamente como las salidas y citas que terminaban en una diferencia cada día, esto ayudo a comprender y sobre todo aprender de los errores, ¡pero cuanto ansiaba seguir teniéndola en esa fría pantalla! que forzaba a mi mente a imaginarla, de intentar adivinar cada movimiento, ella es hermosa, pero lo es mucho más, cuando la belleza externa no opaca esa magia tan interna que
sentí el primer momento al divisarla.
Ahora solo en las noches, recuerdo lo perdido y ganado, gane un amor y perdí el mió,
Porque ella dilucidaba cualquier tormenta que acaecía en mis noches de bohemio.
Es difícil explicarlo pero siempre he creído que cada ser humano tiene una forma de cómo espantar sus demonios personales, y una de ellos es pensar en algo hermoso y puro. Y yo solo pensaba en ella…
Lo mas difícil de estas experiencias recaídas en el corazón es que siempre terminan por dejarlo curtido, con yagas y cada vez mas apartado de sentir ese sentimiento tan utópico llamado “amor”. El llegar a este estado de melodía es una patraña, porque la usual característica que escucho decir siempre es la eternidad que de ella emana, pues no encuentro eternidad, al contrario un sentimiento tan finito que inmersa a sentirle miedo extremo de perderlo.
¡Demonios, exclame! Si fuera posible tener un regulador de estas pasiones, escogería sentirlo tan pronto como socavarlo, ahora solo me queda recordar e imaginar que algún día volverán a pasar por esta razón a veces perdida ese renacer de la magia en el corazón, y solo me quedan dos palabras por decirle a mi vida, te amo.
El momento llego atiborrado de experiencias cada vez más cargadas de pasión, satisfacción y sobre todo de un amor que llego tan inesperadamente como las salidas y citas que terminaban en una diferencia cada día, esto ayudo a comprender y sobre todo aprender de los errores, ¡pero cuanto ansiaba seguir teniéndola en esa fría pantalla! que forzaba a mi mente a imaginarla, de intentar adivinar cada movimiento, ella es hermosa, pero lo es mucho más, cuando la belleza externa no opaca esa magia tan interna que
sentí el primer momento al divisarla.
Ahora solo en las noches, recuerdo lo perdido y ganado, gane un amor y perdí el mió,
Porque ella dilucidaba cualquier tormenta que acaecía en mis noches de bohemio.
Es difícil explicarlo pero siempre he creído que cada ser humano tiene una forma de cómo espantar sus demonios personales, y una de ellos es pensar en algo hermoso y puro. Y yo solo pensaba en ella…
Lo mas difícil de estas experiencias recaídas en el corazón es que siempre terminan por dejarlo curtido, con yagas y cada vez mas apartado de sentir ese sentimiento tan utópico llamado “amor”. El llegar a este estado de melodía es una patraña, porque la usual característica que escucho decir siempre es la eternidad que de ella emana, pues no encuentro eternidad, al contrario un sentimiento tan finito que inmersa a sentirle miedo extremo de perderlo.
¡Demonios, exclame! Si fuera posible tener un regulador de estas pasiones, escogería sentirlo tan pronto como socavarlo, ahora solo me queda recordar e imaginar que algún día volverán a pasar por esta razón a veces perdida ese renacer de la magia en el corazón, y solo me quedan dos palabras por decirle a mi vida, te amo.